• Mantener la cabeza erguida cuando está en brazo, tumbado o sentado.
  • El masaje como técnica para el desarrollo sensorial y la interrelación afectiva.
  • Desarrollar la recepción de sensaciones en diferentes partes del cuerpo.
  • Favorecer la expresión de emociones.
  • Comenzar a establecer los ritmos de alimentación, sueño y actividad.
  • Estimular el reflejo de agarre palmar.
  • Fijar la mirada en un punto luminoso, rostro u objeto fijo y en movimiento hasta describir un ángulo de 180°.
  • Reforzar la capacidad de reconocer a las personas de su entorno.
  • Distinguir los sonidos del lenguaje humano de otros sonidos.
  • Localizar sonidos laterales girando la cabeza.

Mantener la cabeza erguida cuando está en brazo, tumbado o sentado.

  1. Colocar al bebé algunos ratos acostado en un flotador grande. Ofrecer un mordedor o sonajero pequeño y dirigir sus manos para que lo manipule. Este ejercicio también puede realizarse con el adulto sentado en el suelo y el bebé sobre sus piernas cruzadas.
  2. Tomar al bebé en brazos y pedir a otra persona que se sitúe en la espalda del adulto para que establezca contacto visual por encima del hombro. Desde esta posición le habla con dulzura, mientras el adulto que lo sostiene en brazos retira la sujeción del cuello para bajarla lentamente hacia la espalda.
  3. Sentar al bebé en el regazo. El adulto pasa los brazos por debajo de las axilas del bebé para mantener su espalda estirada y le muestra láminas con dibujos o fotografías de colores vivos con contraste.
  4. Mantener al bebé en brazos, en posición vertical. El adulto retira varias veces las manos de su cuello durante unos segundos para que vaya experimentando la sujeción de la cabeza en esta posición.
  5. Colocar al bebé tumbado boca arriba. Sujetar sus brazos por las muñecas y antebrazos y desplazarlos hacia arriba lentamente hasta quedar a ambos lados de la cabeza del bebé. Bajar los brazos y repetir varias veces el ejercicio.
  6. En la misma posición, sujetar con una mano los pies del bebé y con la otra agarrar sus manos por las muñecas y antebrazos subiéndolo lentamente hasta sentarlo. Mantener esta posición unos segundos y acostarlo de nuevo, sujetando su cabeza con mucha suavidad.
  7. Tomar al bebé en brazos, sujetando su espalda y desplazarse suavemente, bailando al ritmo de una melodía.

 

El masaje como técnica para el desarrollo sensorial y la interrelación afectiva.

  1. Además de continuar con las caricias recomendadas para el primer mes, pueden realizarse masajes rítmicos, con tacto suave pero firme, en la parte posterior de la cabeza, desde la frente hasta la columna cervical.
  2. Acariciar el cuerpo del bebé desde la cabeza, pasando por la columna vertebral y las piernas, hasta los dedos de los pies. Repetir dos o tres veces. Hay que tener en cuenta que, si el tacto es demasiado suave, puede provocar cosquillas molestas al bebé en vez de aliviar la tensión que el cuerpo acumula a lo largo del día y conseguir la relajación que persigue el masaje.
  3. Colocar las manos en el centro de la espalda, acariciar hacia los hombros y, pasando por los brazos, llegar hasta los dedos de las manos. Repetir dos o tres veces. Este masaje, igual que el anterior, estimula el desarrollo neuromuscular.
  4. Con el bebé tumbado sobre su espalda acariciar desde el rostro, pasando por el pecho y las piernas, hasta los dedos de los pies.
  5. Acariciar cada dedo de los dos pies desde la base hasta la punta y hacer masaje circular en las cabezuelas de los dedos.

Desarrollar la recepción de sensaciones en diferentes partes del cuerpo.

  • Cuando el bebé emite sonidos, el adulto pone la mano sobre su boca de forma intermitente.
  • Realizar la misma actividad pero con la mano del bebé sobre la boca del adulto.
  • Siempre que al bebé le resulte agradable, acariciar diferentes zonas de su cuerpo con una bola de algodón, una pluma o una brocha de maquillaje.
  • Jugar a «cu-cu, tras» cogiendo las manos del bebé para tapar sus ojos.
  • Antes de sumergir al bebé en el agua para el baño, dirigir sus extremidades para que chapotee unos días con las manos y otras con los pies.
  • Después del baño, secar su cuerpo con la toalla procediendo desde la cabeza hasta los pies y desde el centro del cuerpo hacia las partes más alejadas del mismo. Una vez seco, extender aceite o leche corporal infantil por todo el cuerpo siguiendo las mismas direcciones.
  • Colocar las manos del bebé sobre el rostro del adulto, palpando los ojos, la boca, la nariz, etc., y la parte anterior del cuello mientras habla.
  • Hacer lo mismo poniendo las manos del bebé sobre su rostro para explorar la boca, los ojos, la nariz, etc.

 

Favorecer la expresión de emociones

  • Jugar a juntar las manos del bebé contando: «uno, dos y tres». Después el adulto aplaude y ríe con alborozo, volviendo a tomar las manos del bebé para repetir la actividad.
  • Cuando el bebé emite sonidos, el adulto los repite expresando su alegría con una gran sonrisa y guarda silencio en espera de una nueva emisión del bebé.
  • Si el bebé realiza sonidos débiles de «lloriqueo», el adulto los imita con expresión gestual de tristeza.
  • El adulto coloca al bebé en su regazo, con la cara a unos treinta centímetros de la suya. Cuando el bebé centra la atención en su rostro, el adulto imita diferentes expresiones emocionales (alegría, pena, placer, tristeza, enfado, sorpresa, cansancio, etc.)
  • Mientras relata al bebé la emoción que representa: «Ahora estoy muy contento, mira como sonrío». «Ahora estoy triste, mira mi cara de pena», etc.
  • Dibujar en platos de plástico o cartón rostros con diferentes expresiones y colocarlos cerca del bebé para que los observe.
  • Utilizar los platos de la actividad anterior y, cuando el bebé manifiesta una emoción, colocar frente a él el plato correspondiente, hablándole sobre su estado de ánimo: «Muy bien, mi bebé está contento». «¿Qué le pasa a mi corazón?, ¿Estás enfadado?», etc.

Comenzar a establecer los ritmos de alimentación, sueño y actividad.

  1. Anunciar al bebé lo que se va a hacer en cada momento: «Vamos a comer», «Vamos a jugar», «Vamos a dormir». Por supuesto, ahora no entiende el mensaje pero, progresivamente irá asociando los sonidos y la comunicación gestual con la actividad a realizar.
  2. Cada actividad se realiza en un lugar concreto, estableciendo rutinas. Por ejemplo: el adulto acuesta al bebé en la cuna sólo para dormir, una vez acostado, apaga las luces, canta una canción de cuna, le da un beso y, tras arroparle, sale del cuarto.
  3. La alimentación también debe realizarse en un lugar concreto, siempre que sea posible. La rutina le ayuda, con el tiempo, a asociar el lugar, las acciones y los mensajes con el momento de alimentarse.
  4. Cuando el bebé despierta, debe salir de la cuna para pasar a un lugar distinto durante la vigilia. Colocarle algunos ratos tumbado boca abajo favorece el desarrollo motor y la maduración del sistema nervioso que procede de la cabeza a los pies (ley
  5. cefalocaudal) y de la parte más cercana al centro del cuerpo hasta la más alejada (ley proximodistal).
  6. No conviene acostumbrar al bebé a dormir en silencio absoluto y en oscuridad total durante los sueños diurnos. Escuchar los sonidos habituales del hogar le ayuda a distinguir el día de la noche.
  7. A la hora de acostar al bebé, se puede poner una música ambiental suave y relajante o cantarle una canción de cuna.

Estimular el reflejo de agarre palmar

  1. Durante el baño, desplazar un barco de goma, una esponja u otro juguete para el agua atrayendo la atención del bebé hacia el movimiento. Colocar el objeto en la palma de su mano para que cierre los dedos alrededor
  2. En cualquier momento, acariciar la palma de la mano del bebé con un dedo. Seguramente cerrará el puño alrededor del dedo y, cuando disminuya la presión, el adulto sacará el dedo, volviendo a colocarlo en la palma de la mano abierta.
  3. Dejar al alcance del bebé objetos sonoros (sonajeros, objetos musicales, pelotas sonoras, etc.) para que pueda explorarlos. De vez en cuando, el adulto coloca el objeto en la palma de la mano.
  4. Ayudar al bebé dirigiendo sus manos para que explore los rostros de muñecos de distintos materiales (goma, rizo, peluche, etc.).
  5. Dirigir las manos del bebé para jugar a dar tortitas, colocando suavemente las palmas en las mejillas del bebé o en las del adulto y haciendo palmas.
  6. Ofrecer al bebé juguetes y otros objetos que produzcan sonidos y sean fáciles de agarrar (sonajero, campanilla, pulsera de cascabeles, un calcetín al que se han cosido cascabeles, etc.). Colocar el objeto en su mano y dirigirla para obtener sonidos.
  7. Después dejar que el bebé intente conseguir sonidos, aunque de forma involuntaria al principio. Reír y aplaudir el logro.

Fijar la mirada en un punto luminoso, rostro u objeto fijo y en movimiento hasta describir un ángulo de 180°.

  1. Colgar en el techo y en las paredes dibujos, murales o láminas grandes, elaboradas por el adulto o de las existentes en el mercado, para que fije la mirada cuando esté tumbado
  2. Colocar una figura de color negro sobre fondo blanco, a ambos lados de la cuna, a una distancia entre treinta y cinco y cincuenta centímetros del rostro del bebé. Por ejemplo: un triángulo negro de siete centímetros de lado dibujado en un folio o DINA-4, cuatro círculos negros de dos centímetros y medio de diámetro sobre un folio blanco, un ojo de buey donde el círculo central tiene siete centímetros de diámetro o un diseño de ajedrez con seis u ocho cuadros de dos centímetros y medio de lado.
  3. Cuando el bebé se encuentra sentado en su silla o hamaca, colocar tiras de papel o de tela de diferentes colores y objetos de colores que contrasten, cuidando siempre que el bebé no se enrede en las cintas o que los objetos no sean peligrosos.
  4. Mover un objeto luminoso delante del bebé en varias direcciones, por ejemplo: una linterna encendida, un juguete fosforescente, una lámpara que proyecta imágenes en la pared y el techo, etc.
  5. Colocar, a cincuenta centímetros de distancia, los móviles musicales de cuna, los sonajeros, la lámpara musical y los juguetes sonoros en general. Desplazarlos intentando que siga con la mirada el movimiento.
  6. Tomar al bebé en brazos y situarse delante del espejo. Moverse ligeramente hacia los lados procurando que el bebé fije la mirada en su imagen.

Reforzar la capacidad de reconocer a las personas de su entorno.

  1. Siempre que se atienda al bebé, acercarse por su lado derecho hablándole hasta que gire la cabeza. Desplazarse lentamente hacia su lado izquierdo sin dejar de hablarle para que mantenga el contacto visual.
  2. Cuando realice la toma, atraer la atención del bebé hacia el rostro del adulto y hablarle mientras se mueve la cabeza lentamente hacia los lados.
  3. Pedir a las personas del entorno del bebé que cuando le hablen, procuran estar dentro de su campo visual.
  4. Mirar directamente a los ojos del bebé desde una distancia de cincuenta centímetros e ir acercándose lentamente hasta que se toquen los rostros. Luego separarse también lentamente
  5. Procurar que cada persona significativa para el bebé (mamá, papá, abuelos, etc.) se dirija a él con un ritual diferente. Por ejemplo: la mamá le llama corazón, el papá le llama por su nombre, la abuela le recita una retahíla corta, etc.

Distinguir los sonidos del lenguaje humano de otros sonidos.

Durante el cambio de pañal hablarle manteniendo el contacto ocular. De vez en cuando, mostrarle el sonido de algunos objetos (dos pañales al frotarlos, golpear con los nudillos en la caja de las toallitas, etc.). Cuando desaparecen los objetos de la vista del bebé, el adulto le habla con ternura.

En los momentos de vigilia tranquila se puede poner una grabación de cuentos en inglés durante diez ó quince minutos. Como la banda de decibelios de este idioma es diferente a la del castellano, el oído del bebé recibe una estimulación auditiva más
completa.

Colocar en el suelo un tapiz de colores vistosos y dejar al bebé tumbado boca abajo para que pueda disfrutar con los colores. De vez en cuando, el adulto atrae su atención hablándole desde el lugar donde se encuentra.

Colocar al bebé sobre un centro o manta de actividades para que pueda explorar con las texturas diferentes y los sonidos de los objetos. Mientras el bebé está absorto explorando, el adulto le habla de vez en cuando.

Elegir tres nanas o canciones infantiles para el primer año de vida. Establecer la rutina de cantar la misma canción para una actividad concreta. Por ejemplo, cuando llega la hora del baño, al cambiar el pañal, en el momento de alimentarlo o de acostarle, etc.

Los bebés responden de manera muy positiva a la música clásica, sobre todo con sonidos de violín por los tonos agudos, también les gustan sonidos como: el latido del corazón, imitaciones de sus propios sonidos, la voz de su madre, tarareos, arrullos, sonajeros, campanas, cascabeles, papeles que se arrugan, etc. Reproducir grabaciones musicales durante las actividades de juego, interrumpiendo la música, de vez en cuando, para hablarle con ternura.

Durante los dos primeros meses el bebé es muy sensible al tono y el timbre del lenguaje verbal. La monotonía en el sonido le resulta aburrida, esto se evita exagerando las entonaciones y haciendo preguntas.

 

 

Localizar sonidos laterales girando la cabeza.

  1. Hacer sonar una vez una campanilla, un pito, una flauta u otro objeto sonoro a ambos lados del bebé. Repetir la actividad haciendo sonar dos veces el objeto. Después alternar uno y dos sonidos.
  2. Llamar la atención del bebé hablándole e ir desplazándose lentamente de lugar, aumentando gradualmente la distancia que separa al adulto del bebé a medida que éste es capaz de seguirle con la mirada.
  3. Cuando el bebé está sentado en su silla o hamaca, hablarle desde diferentes lugares para que intente localizar dónde se sitúa el adulto.
  4. Al ser más sensible el lado derecho, comenzar susurrándole por ese lado primero, luego repetir el mensaje o estímulo por el lado izquierdo.
  5. Emitir distintos sonidos utilizando una campanilla, sonajero, etc., a una distancia de cuarenta centímetros de cada oído, fuera del campo de visión del bebé. Aumentar la distancia progresivamente.
  6. Grabar la voz de la madre y del padre. Colocar al lado derecho la grabación y después en el lado izquierdo.
  7. Cantar canciones de cuna al bebé al acostarlo. Cantarle cada vez desde un lado diferente mientras le sonríe y acaricia.
  8. Colocar una campanilla al lado derecho del bebé y un sonajero en el izquierdo. Hacer sonar los dos objetos y permitir que el bebé elija el objeto que prefiera escuchar (girará la cabeza hacia el objeto de su preferencia). Una vez hecha la elección reproducir sólo los sonidos del objeto elegido.