• Cambiar a boca arriba o boca abajo estando de costado.
  • Favorecer la extensión de las piernas, el empuje y el pataleo.
  • El masaje como técnica para el desarrollo sensorial y la interrelación afectiva
  • Estimular la experimentación sensorial
  • Sostener objetos con prensión involuntaria y agitarlos.
  • Intentar el alcance de objetos aunque no lo logre
  • Desarrollar el seguimiento y la fijación visual en personas y objetos cercanos.
  • Vocalizar sonidos guturales y algún balbuceo
  • Sonreír como respuesta a un estímulo.

Cambiar a boca arriba o boca abajo estando de costado.

  1. Cuando el bebé está tumbado sobre el costado izquierdo, ofrecer un muñeco de goma blanda por su lado derecho y animarle para que trate de atraparlo. Cuando lo tenga en su mano, tirar suavemente del muñeco para que el bebé se sitúe boca arriba. Una vez en esta posición, ayudarle a que explore el muñeco y dirigir sus manos para que lo lleve a la boca.
  2. Con el bebé de costado, reclamar su atención hablándole desde su espalda. Al mismo tiempo, tirar suavemente de su hombro para que consiga la postura boca arriba. La ayuda se irá retirando a medida que el bebé vaya logrando solo el cambio.
  3. Tumbar al bebé boca arriba, con los pies hacia el cuerpo del adulto. Procurar que agarre el dedo índice de ambas manos. Si no consigue asirle, tomar sus manos con los pulgares y los índices, sujetando la articulación de la muñeca, y girar suave y lentamente su cuerpo hacia la izquierda y luego hacia la derecha.
  4. Realizar el ejercicio anterior colocando al bebé sobre una colchoneta de costado. Empujar suavemente el hombro del bebé de modo que quede tumbado boca abajo.
  5. Bambolear suavemente al bebé, de un lado al otro, cuando está tumbado sobre su espalda.
  6. En el momento del baño se puede balancear al bebé dentro del agua. Para conseguirlo sin riesgo, sujetar con una mano el hombro pasando el brazo por la nuca del bebé y con la otra mano controlar el movimiento de las piernas. Con el balanceo se gira al bebé hacia los lados, boca abajo y boca arriba. Esto le permite realizar movimientos coordinados con las piernas.
  7. Ofrecer al bebé algunos estímulos sonoros (sonajero, juguete musical, pulsera de cascabeles, etc.) cuando esté tumbado de costado. Poner el objeto en la mano y, cuando lo agarre, tirar suavemente para que quede tumbado boca arriba. Mostrarle el modo de agitar o pulsar los objetos para obtener sonidos.

 

Favorecer la extensión de las piernas, el empuje y el pataleo.

  1. Colocar al bebé boca arriba. Poner la palma de la mano bajo sus nalgas y alzar ligeramente las caderas, de modo que levante las piernas, separando los talones de la superficie donde está tumbado. Sujetar una pelota de colores vivos atada a una cuerda. Moverla, dentro de su campo visual, de forma que roce los pies del bebé. Este contacto le estimula a extender y doblar las piernas, pataleando contra la pelota.
  2. Presionar la planta de los pies para que el bebé haga fuerza cuando se apoya en la mano del adulto e intente impulsarse, aunque no lo consiga.
  3. A la altura de los pies del bebé, colocar un sonajero que emita sonidos al contactar cuando el pequeño patalea. También se puede colgar una pelota pequeña con cascabel dentro o juguetes musicales, de forma que el bebé pueda obtener sonidos al agitar las piernas.
  4. Poner al bebé unos patucos o calcetines con un cascabel (perfectamente cosido) para que escuche los sonidos siempre que mueva los pies.
  5. Durante las actividades indicadas, el adulto mantiene contacto visual con el bebé, sonriéndole y hablándole con dulzura para motivarle.
  6. En las actividades en las que el bebé encoge y estira las piernas, favorecer que toque y explore los pies con sus propias manos.

 

El masaje como técnica para el desarrollo sensorial y la interrelación afectiva

  • Cuando está tumbado boca arriba, colocar los pulgares del adulto dentro de las palmas de las manos y con el resto de dedos se sujetan las muñecas del bebé sin tirar de ellas. Flexionar y estirar primero los dos brazos al mismo tiempo cinco veces, después alternar los brazos otras cinco veces.
  • Sujetar los brazos del mismo modo y, con suavidad, dirigirlos hacia arriba a ambos lados de la cabeza, después bajarlos colocándolos pegados al cuerpo.
  • Con las manos en la misma posición, estirar los brazos suave y lentamente colocándolos en cruz y luego cruzarlos sobre el pecho.
  • Con la posición en cruz del ejercicio anterior, describir un círculo amplio a la altura de la cabeza, abandonar el ejercicio si se observa resistencia por parte del bebé.

Estimular la experimentación sensorial

  • Al cambiar el pañal, soplar un poquito la zona que se ha humedecido con la toallita o la esponja para que perciba la sensación.
  • Alternar la reproducción de música relajante y estimulante para que perciba las diferencias rítmicas.
  • Colocar las manos del bebé sobre una lámpara o juguete musical para que perciba las vibraciones de los sonidos
  • En momentos de receptividad del bebé, jugar a encender y apagar la luz. Si hay luz natural se puede bajar y subir la persiana o correr y descorrer la cortina. Mientras se juega al «claro-oscuro», hablar con dulzura al bebé para que se sienta tranquilo y seguro.
  • Mojar las manos del bebé alternando el agua fría (unos 20° aproximadamente) y caliente (sobre 36°).
  • Colocar junto al bebé una bola de algodón impregnada de leche materna, en otros momentos una bola con unas gotas de la loción que usa el padre, del perfume de la madre, de su colonia infantil, de aromas de vainilla, lavanda, árbol del té, etc.
  • Llenar la bañera del bebé con agua tibia y coloca varios juguetes flotantes de diversos tipos, tamaños, colores y texturas. Deja que el bebé toque, chapotee y experimente con el agua. También es posible jugar fuera de la hora del baño, llenando un pequeño barreño con agua y colocando al bebé al lado para que juegue.

Sostener objetos con prensión involuntaria y agitarlos.

  • Enseñar al bebé a sostener objetos, de diferentes tamaños y texturas, cerrando suavemente los dedos sobre dichos objetos y retirar, poco a poco, la ayuda. Dirigir sus manos para que aprenda a manipularlos.
  • Colgar diferentes objetos de la cuna (algunos móviles de los que existen en el mercado, pañuelos de colores, tiras de papel charol de color, lazos de raso, etc.) de forma que pueda tocarlos con la mano. Pronto tratará de alcanzarlos, consiguiendo que se muevan. Este pequeño logro le ayuda a sentir la satisfacción de conseguir modificar algo del entorno que comienza a descubrir.
  • Acariciar los dedos uno a uno, dando un masaje desde la palma de la mano, sobre todo por el índice y el pulgar.
  • Abrir y cerrar las manos del bebé. Dirigir la mano abierta para que toque diferentes texturas (suaves, ásperas, rugosas, cálidas, frías, etc.).
  • Levantar las manos del bebé dentro de su campo visual y unirlas frotando suavemente.
  • Agitar ligeramente el sonajero dentro del campo visual del bebé durante unos instantes. Ayudarle después para que lo sostenga y lo agite obteniendo el sonido.
  • Dirigir sus manos abiertas para que acaricien el rostro y el pelo de mamá y de papá.
  • Dirigir las manos del bebé para que acaricien partes de su propio cuerpo desde la cabeza hacia los pies.
  • Dejar sonajeros y mordedores al alcance del bebé para que intente manipularlos durante los períodos de tiempo que está solito. Hay que ayudar al bebé para que toque y agarre todo tipo de objetos pero, nunca dejar a su alcance los que pueden representar peligro cuando está solo.

 

Intentar el alcance de objetos aunque no lo logre

  1. Tumbado boca arriba en la cuna, o sobre un edredón o una colchoneta en el suelo, el adulto le muestra un aro suspendido en el extremo de una cuerda y se lo va acercando, poco a poco, hasta la mano. Es posible que no consiga agarrar el aro, le puede ayudar colocando el aro en su mano abierta y cerrándola después para que note la presión.
  2. Acariciar la parte interior de la mano del bebé con un muñeco pequeño y blando que sea fácil de agarrar. Rozar el muñeco con la punta de los dedos facilitando que lo amarre. Cuando se haya familiarizado con el muñeco, se le puede mostrar a unos centímetros de la mano para que intente alcanzarlo y agarrarlo.
  3. El adulto se coloca en el cuello, una bufanda o un pañuelo de colores llamativos y, acercándose al bebé, coloca su mano para que pueda agarrarlo.
  4. Colgar en la cuna del bebé diferentes objetos llamativos para que trate de alcanzarlos (un plato de plástico con un rostro dibujado, otro plato con un diseño de ojo de buey con líneas gruesas negras, una bufanda de rayas gruesas con colores que contrasten, el dibujo de un sol con rostro, cintas de colores, etc.).
  5. Colocar las manos del bebé en la cara del adulto para que toque las diferentes partes del rostro mientras le habla amorosamente. Después, el adulto se separa un poco para que el bebé tenga que estirar los brazos intentando alcanzar el rostro nuevamente.

Desarrollar el seguimiento y la fijación visual en personas y objetos cercanos.

  1. Mostrar un objeto (muñeco pequeño de rizo, sonajero, animal de goma, etc.) frente al bebé, a treinta o cuarenta centímetros de distancia. Nombrar el objeto mientras se desplaza lentamente hacia la derecha. Volver con el objeto al punto de origen nombrándolo de nuevo. Repetir el ejercicio desplazándolo hacia el lado izquierdo.
  2. Colocar móviles, juguetes colgantes u objetos de colores fosforescentes a los lados de la cuna. No colocar demasiados objetos al mismo tiempo porque pueden sobreestimular al bebé. Por ejemplo, se pueden colocar dos, uno a cada lado, pasados unos días, invertir el lado (el que estaba a la derecha se coloca a la izquierda y viceversa). Unos días después, se sustituye uno de los dos objetos que puede volver a colocarse dos o tres semanas más tarde.
  3. Con el bebé tumbado boca arriba, mover lentamente una linterna pequeña, unos cincuenta centímetros separada de su rostro. Desplazar la linterna del centro de visión a la derecha y regresar al centro, de ahí moverla lentamente a la izquierda para regresar al mismo lugar. Realizar después los desplazamientos sin detenerse en el punto medio de visión. Si el bebé sigue atento, mover la linterna en pequeños círculos.
  4. Cortar un cuadro, de veinte centímetros de lado aproximadamente, en cartulina blanca. Dibujar en el cuadro varios círculos concéntricos con rotulador negro o rojo de punta gruesa. Colocar el dibujo en el entorno visual del bebé y, de vez en cuando, atraer su atención desplazándolo lentamente de lado a lado y de arriba hacia abajo.
  5. Realizar la actividad anterior dibujando en la cartulina un diseño de cuadros negros o rojos como los de un tablero de ajedrez.  Alternar estas cartulinas con otras en las que se haya dibujado con rotulador rojo un círculo de diez centímetros de diámetro o un triángulo de diez centímetros de base. Conviene plastificar estas cartulinas para su utilización en el futuro.
  6. Colocarse frente al bebé a unos cuarenta centímetros de distancia y mover lentamente la cabeza hacia los lados mientras se silba o tararea una melodía.

Vocalizar sonidos guturales y algún balbuceo

  1. En los ratos de vigilia tranquila (después de bañarle, de la toma, al despertar, etc.) jugar con el bebé sobre el regazo emitiendo sonidos vocálicos y silábicos (preferentemente guturales).
  2. Repetir cualquier sonido que emita el bebé, estableciendo diálogos en los que el adulto habla y hace pausas para que le pueda «responder».
  3. Grabar los sonidos que emite el bebé y reproducirlos en cualquier momento del día.
  4. Mostrar diferentes láminas que contengan sólo un dibujo y nombrar el objeto, animal o persona que representa.
  5. Para que el bebé perciba las vibraciones del sonido que estimulan el lenguaje, el adulto puede colocar sus labios sobre la cara del bebé y repetir varias veces «ma», «ba» o «pa», etc. Repetir la actividad colocando los labios sobre el cuello, el vientre, la espalda, los glúteos, la palma de la mano, etc.
  6. Cantarle habitualmente canciones infantiles o nanas y acompañarlas con movimientos corporales.
  7. Acercar las manos del bebé a la garganta del adulto cuando éste produzca sonidos guturales. Realizar la misma actividad, si es posible, colocando las manos del bebé en la garganta de otros niños.
  8. Nombrar siempre los objetos que se utilizan en las actividades y repetir los sonidos que emite el bebé celebrando su logro.

Sonreír como respuesta a un estímulo.

  1. Cuando despierta y se encuentra tranquilo, colocar en el campo visual del bebé su muñeco, sonajero o juguete preferido dramatizando con él. Poco después, colocar el objeto en la mano del bebé y ayudarle para que lo manipule.
  2. Jugar a dar palmadas rítmicas: El adulto junta las manos del bebé a la vez que imita el sonido de las palmas «pam, pam».
  3. La actividad anterior se puede realizar también juntando las plantas de los pies del bebé. En este caso, el sonido puede ser «plas, plas».
  4. Jugar al «cu-cu, tras» escondiéndose delante del bebé con un pañuelo de color vivo y reapareciendo de inmediato.
  5. Jugar con el bebé produciendo movimientos suaves: balanceos, cosquillas, sostenerlo en el aire hacia arriba y abajo lentamente, etc.
  6. Acariciar el rostro del bebé con suavidad. Comenzar por el centro de la frente y desplazar los pulgares por las sienes del bebé hasta llegar a la barbilla.
  7. Coger al bebé en brazos y bailar, desplazándose lentamente, al ritmo de alguna melodía.
  8. Cuando el bebé trata de alcanzar un objeto o se esfuerza por conseguir algún logro, reforzar sus intentos aplaudiendo, sonriendo y utilizando palabras de alabanza.